N ada de lo dicho el lunes por los médicos del hospital Charité de Berlín será tenido en cuenta en Rusia. El Kremlin no ve necesidad alguna de iniciar una investigación para determinar las causas de la súbita hospitalización, la semana pasada, del bloguero Alekséi Navalni pese a que los doctores alemanes aseguraron haber hallado en los análisis indicios de «intoxicación mediante una sustancia» aún por determinar.

Fue precisamente este último punto –la incapacidad, por el momento, de los doctores alemanes de determinar ese elemento– en el que se escudó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, para responder con una rotunda negativa a las demandas, procedentes tanto del interior como del exterior de Rusia, de iniciar pesquisas judiciales por envenenamiento. «Si la sustancia es identificada, eso entonces será una razón para (abrir) la investigación», declaró Peskov, quien aseguró no entender por qué los doctores berlineses «se dan prisa» a la hora de hablar de envenenamiento. Las acusaciones de que el presidente ruso, Vladímir Putin, está involucrado, insistió Peskov, no «se sustentan».

El bloguero estuvo tres días ingresado en un centro hospitalario de Omsk (Siberia) mientras se decidía el tira y afloja entre el personal médico local, que se resistía a dejarlo marchar, y la familia, que quería evacuarlo a Europa Occidental, un periodo que, según su entorno, podría haberse utilizado para eliminar de su cuerpo el veneno. En cambio, ese lapso temporal, según adujo ayer el portavoz del Kremlin, habría permitido «salvar la vida» de Navalni.

Se trata de la segunda ocasión en que Navalni podría haber sido envenenado en poco más de un año. En verano del pasado año, en medio de protestas callejeras contra la manipulación en las elecciones municipales, el opositor también fue hospitalizado de forma polémica y diagnosticado por los médicos rusos con una alergia. Su entorno también denunció que fue envenenado.

El clamor entre los países de la Unión Europea (UE) es unánime a la hora de exigir acciones concretas por parte de las autoridades rusas. Josep Borrell, alto representante de Política Exterior de los Veintisiete, fue rotundo en la condena: «Es imperativo que las autoridades rusas inicien una investigación independiente y transparente del envenenamiento de Navalni». Unas palabras que en líneas generales fueron repetidas por el presidente francés, Emmanuel Macron, y la cancillera alemana, Angela Merkel.

El suceso dejará al activista fuera de la circulación durante las próximas semanas, en un momento crucial para el país, que celebrará el próximo 13 de septiembre elecciones locales en las que se elegirán a 18 gobernadores regionales y otros cargos electos, justo cuando la popularidad de Putin ha descendido drásticamente. H