Seis soldados murieron y otras ocho personas resultaron heridas --tres de gravedad-- por la explosión de una bomba colocada en una vía de tren al este de Turquía. Un segundo convoy, que iba al lugar del suceso para dar asistencia al tren atacado, fue asaltado por hombres armados con rifles, informó el Gobierno de la provincia, sin que se supiera si se produjeron víctimas. Fuentes gubernamentales turcas responsabilizaron de ambos ataques al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha reanudado las hostilidades contra el Gobierno de Ankara.

Los seis muertos y tres de los heridos eran soldados que viajaban en el tren en la provincia de Bingol, entre las localidades de Elazig y de Tatvan, cuando la bomba explotó, alrededor de las diez de la mañana (una hora menos en España). Los soldados formaban parte de un grupo asignado a la protección del tren. Un responsable dijo que el estallido fue causado por explosivos plásticos C-4, que estaban sobre los raíles y que fueron detonados por control remoto. El Gobierno lanzó una operación militar para capturar a los culpables.

Cerca de la mitad de los vagones descarrilaron y dos de ellos quedaron completamente destrozados por la explosión, mientras que los heridos fueron trasladados en un helicóptero militar hasta el hospital de la capital provincial de Bingol.

El PKK se alzó en armas en 1984 por la autodeterminación de una región en la que residen 12 millones de kurdos turcos, y comenzó una guerra no declarada que causó 35.000 muertos y terminó con la captura de su líder, Abdulá Ocalan, en 1999. En ese año, el PKK declaró un alto el fuego unilateral y replegó a sus militantes a las regiones kurdas del vecino Irak.

Sin embargo, el año pasado el grupo anunció la vuelta a las armas, y en los últimos meses se han producido numerosos atentados, especialmente contra las tropas turcas.

Los atentados de ayer tuvieron lugar justo un día después de que la policía turca matara a un supuesto militante ultraizquierdista que iba a atentar contra el Ministerio de Justicia.