Sin sobresaltos. Así comenzó la vigésimotercera legislatura parlamentaria de la democracia turca. Los 22 diputados kurdos, sobre los que estaban pendientes todas las miradas, actuaron con un sentido común digno de encomio. No solo se limitaron a leer su juramento --en el que prometieron respetar la Constitución y la integridad del Estado-- sin lanzar consignas en kurdo, como ocurriese 16 años atrás, sino que, en un bello gesto, los dirigentes del Partido de la Sociedad Democrática (PSD) intercambiaron un respetuoso saludo con el líder de los ultranacionalistas turcos del Partido de Acción Nacionalista (PAN), Devlet Bahçeli, uno de sus mayores enemigos políticos.

El nuevo Parlamento salido de las urnas del 22 de julio será, además, uno de los más representativos de la historia turca tras la recomposición de los grupos políticos, y habrá delegados desde la izquierda comunista, el Partido de la Libertad y la Solidaridad, a la extrema derecha, el islamista-ultranacionalista Partido de la Gran Unidad. Aparte de estos extremos, con solo un representante cada uno, dominarán de nuevo la Cámara los 341 islamistas moderados del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), dirigido por el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

Enfrente, tendrán la dura oposición del Partido Republicano del Pueblo (PRP), que se queda en 99 escaños tras la defección de 13 diputados del Partido de la Izquierda Democrática (PID), también socialdemócratas, que habían accedido a las elecciones en coalición con el PRP pero ahora formarán su propio grupo. Los ultranacionalistas del PAN contarán con 70 diputados.

AUSENCIAS El presidente de la República, Ahmet Necdet Sezer, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Yasar Büyükanit no acudieron a la sesión. Mañana, Sezer recibirá a Erdogan para encargarle la formación del nuevo Gobierno turco y en cinco días se votará al presidente.