Será, probablemente, la fuerza decisiva que entregue la llave del Gobierno en Irak. Convertido en el grupo bisagra de la política, el bloque kurdo, al igual que hacen los nacionalistas catalanes o vascos en España, planteará su apoyo al Ejecutivo en términos de exigencias para la autonomía kurda, que se extiende en tres provincias: Duhok, Suleymaniyah y Erbil.

Aseguran los kurdos que apoyarán a la lista que obtenga el mayor número de votos, que ayer, en los primeros recuentos no oficiales, parecía ser la coalición Estado de Derecho de Nuri al Maliki. Pero, como sus representantes en la capital recuerdan, la coalición laica de sunís y chiís Al Iraqiya de Iyad Alaui tiene un programa de Gobierno lógico para el país, y con ella podrían llegar a entenderse.

LOS ESCAÑOS El bloque kurdo espera obtener entre 60 y 65 de los 325 escaños que tendrá el Parlamento federal, según aseguró ayer el representante del Partido Demócrata del Kurdistán (PDK), Amín al Delaware, desde su confortable despacho bagdadí. Los votos kurdos se han repartido hasta el momento entre las dos formaciones hegemónicas --el propio PDK y la Unión Patriótica del Kurdistán--, aunque recientemente acaba de aparecer una formación reformista, denominada Goran (cambio), que está rompiendo el inmovilismo y el caciquismo que ha presidido tradicionalmente la política en el Kurdistán iraquí.

Esta opción política, que además muestra una actitud más conciliadora hacia los contenciosos que mantiene la autonomía kurda con el Gobierno central de Bagdad y denuncia la corrupción de las instituciones regionales, logró unos excelentes resultados durante las elecciones kurdas celebradas hace unos meses.

"El PDK tendrá unos 36 escaños, la UPK unos 12 y Goran unos 10", subrayó Al Delaware.

TRES EXIGENCIAS Las demandas del bloque kurdo para apoyar al Gobierno federal en Bagdad se resumen en tres: mayor presencia de los peshmergas kurdos en el Ejército iraquí, mayor control sobre los beneficios procedentes del sector petrolero y aplicación del artículo 140 de la Constitución iraquí, que establece que el estatus final de la provincia de Kirkuk, rica en yacimientos de petróleo, y otras zonas en disputa debe establecerse mediante referendo. Dicha consulta debería haberse hecho en el 2007, pero se ha pospuesto.