Con el trasfondo de una huelga general de dispar alcance, el presidente chileno, Ricardo Lagos, propuso ayer una serie de medidas para acelerar la solución de los casos de violación a los derechos humanos de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989). La propuesta recibió el apoyo de los partidos que forman el Gobierno, en el poder desde 1990, y por primera vez también de la oposición de derechas. Sin embargo, fue rechazada por los familiares de las víctimas.