Uno de los más claros pronósticos ante la guerra de Irak se está cumpliendo en todas sus facetas. La ya evidente libanización de Irak está desangrando un país disgregado en feudos étnicos (como el de los kurdos) y religiosos (sunís y shiís), mientras se extiende la plaga de secuestros de extranjeros y se encona el espantoso círculo sin fin de castigos, venganzas y represalias entre la resistencia y las fuerzas ocupantes. Horrendo torbellino del que Bush y Blair tienen muy difícil salir, pero en el que no deberían quedar atrapados también los soldados españoles.

*Periodista.