Al menos 42 personas han resultado heridas, entre ellas 19 militares, en una nueva noche de disturbios en la ciudad libanesa de Trípoli, principal escenario de una ola de protestas por el empeoramiento de la situación económica, según un balance preliminar de víctimas recogido por la agencia oficial NNA.

El primer ministro, Hasán Diab, ha advertido de que las autoridades tienen datos sobre las personas que "están incitando los disturbios", ya que considera que hay "un intento de poner a la población en contra del Ejército". "Lo que está ocurriendo no es inocente", ha lamentado durante una sesión del Gobierno.

En este sentido, ha denunciado que "algunos están aprovechándose del malestar de personas honestas y quemando y destruyendo las calles de forma deliberada", confiados de que el caos podría "protegerlos" y "beneficiarlos", según el portal de noticias Naharnet.

Diab ha reiterado la voluntad del Gobierno para "resolver las crisis económica y social", si bien precisamente el descontento con la clase política es también uno de los principales detonantes de las sucesivas protestas registradas durante los últimos meses.

Deuda y déficit por las nubes

Líbano está experimentando su peor crisis económica desde la guerra civil (1975-1990). El país cuenta con una de las deudas públicas más elevadas del mundo, por encima del 150% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que el déficit llegó al once por ciento en 2018.

La moneda nacional, la libra libanesa, estaba en paridad con el dólar desde 1997, pero perdió cerca del 60% de su valor en las semanas previas a la caída del Gabinete liderado por Saad Hariri, quien se vio forzado a dimitir en octubre debido a la grave crisis económica.

Tras varios meses de parálisis por la falta de acuerdo, los partidos lograron conformar un nuevo Ejecutivo con Diab como primer ministro que recibió la aprobación del Parlamento en febrero.