Los liberales del FDP no quieren gobernar con los socialdemócratas alemanes. Esa es la idea que han mantenido durante toda la campaña electoral y que ayer salió reforzada en Berlín en el congreso de partido previo a las elecciones del próximo domingo.

El líder del FDP, Guido Westerwelle, obtuvo el apoyo de su partido frente a las tentativas del candidato del SPD, Frank-Walter Steinmeier, que ha dejado abierta la puerta a una posible coalición junto a Los Verdes y los liberales. "Steienmeier dice por la mañana que somos el demonio y por la tarde quiere casarse con nosotros", ironizó ayer Westerwelle. "Somos liberales, pero no tontos", añadió el candidato.

Horas antes, el vicecanciller y candidato socialdemócrata había dicho que la experiencia demuestra que ninguna coalición queda descartada hasta después del cierre de las urnas. Pero los liberales abogan por una coalición del FDP, la CDU de Angela Merkel y los bávaros del CSU.

Las encuestas dan una victoria ajustada a esta fórmula y a eso se han aferrado tanto Westerwelle como la cancillera. Sin embargo, puede haber sorpresas. Por eso, el FDP no quiso cerrar la puerta a una coalición triple a la que podrían unirse los Verdes.