En contraste con lo ocurrido en Birmania, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mostró ayer ante el mundo entero su apoyo al Gobierno chino, que atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente, y le felicitó por la rapidez y la eficacia con la que se actuó tras el seísmo. "El Gobierno chino, afectado por la catástrofe natural, ha hecho grandes esfuerzos para rescatar y socorrer a las víctimas, mostrando un gran sentido de responsabilidad", afirmo el líder de la ONU. "Si trabajamos duro podremos superar esto; el mundo entero os apoya", añadió.

Acompañado por Wen Jiabao, primer ministro chino, Ban Ki-moon visitó ayer la pequeña ciudad de Yingxiu, epicentro del desastre. La localidad, que tenía 10.000 habitantes antes de la catástrofe, es ahora un campo de ruinas sin supervivientes. Según reveló ayer el primer ministro, más de 80.000 personas podrían haber muerte en el terremoto que asoló la provincia de Sichuan, en el suroeste del país, el pasado 12 de mayo. Jiabao añadió que el terremoto más mortífero de los últimos 30 años en China había causado 60.000 víctimas mortales. En esta ocasión la diferencia es estremecedora, ya que 12 días después del seísmo aún se contabilizan como desaparecidas 30.000 personas y hay 300.000 ciudadanos heridos.

Según el diario oficial Beijing News , entre las víctimas, unas 9.000 podrían ser profesores y alumnos de las escuelas que quedaron arrasadas. Los edificios se hundieron como un castillo de naipes. Pese a que en los primeros días hubo algunas dudas, el Gobierno chino aceptó finalmente la ayuda internacional con la presencia de equipos de rescate y de médicos extranjeros. EEUU anunció ayer el envío esta semana a la ciudad de Chengdu de tres aviones militares con ayuda.