E l bloguero Alekséi Navalni, principal líder de la oposición en Rusia, fue hospitalizado ayer con «síntomas de envenenamiento», según dijo su portavoz, Kyra Yarmish. El activista volaba de Tomsk a Moscú cuando empezó a sentirse mal, obligando al piloto a mitad de vuelo a hacer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Omsk.

«Asumimos que Alekséi ha sido envenenado con una sustancia mezclada en el té», que habría tomado en un bar del aeropuerto de origen, declaró Yarmish en las redes sociales. «Es lo único que ha bebido esta mañana», subrayó. El dueño del establecimiento afirmó a la agencia Interfax que estaba examinando las imágenes de las cámaras de circuito cerrado de la instalación para saber qué es lo que había sucedido. En una captura difundida en la red Telegram, se puede ver a Navalni apurando su té antes de embarcar.

Los doctores del Hospital de Urgencias de Tomsk confirmaron el ingreso del popular bloguero anticorrupción y su estado de gravedad, precisando que se hallaba en coma y conectado a un aparato de respiración asistida. A primera hora de la tarde, el doctor Anatoli Kalinichenko declaró que habían conseguido «estabilizar» al paciente y logrado establecer el «cuadro clínico», con lo que el pronóstico mejoraba respecto al proporcionado en las horas anteriores, en las que se llegó a asegurar que Navalni estaba luchando por su vida.

Momentos de tensión también se vivieron por las ropas y pertenencias del paciente, que podrían tener rastros de la sustancia empleada para envenenarle, según el entorno del opositor. La esposa de Navalni las había tomado consigo y se negaba en redondo a ceder a las exigencias de la policía local para que las entregara. Solamente las dará «si es arrestada», explicó en un tuit la portavoz Yarmish.

Pável Lébedev, uno de los pasajeros del vuelo de la compañía aérea S7 en la que viajaba Navalni, difundió en las redes sociales un relato de lo sucedido. Según el testigo, al inicio del vuelo «Navalni acudió al lavabo y no regresó; empezó a sentirse muy mal, les costó mucho devolverle la consciencia y gritaba de dolor», explicó. Diarios oficialistas como Izvestia abonaban la teoría de que había restos de alcohol en la sangre del opositor.

El año pasado, tras las importantes concentraciones contra la manipulación electoral en las elecciones locales y regionales de septiembre, Navalni también fue hospitalizado, en esta ocasión en Moscú. Los médicos aseguraron que se trataba de una alergia, mientras que la doctora personal ya habló de «envenenamiento» mediante una «sustancia química desconocida».

Durante los últimos años, Navalni ha conseguido sacar a la oposición liberal rusa de la marginalidad y darle una gran visibilidad, tanto a nivel local como internacional. Además, ha logrado lo que hasta hace poco era una quimer: salir de sus tradicionales feudos de Moscú y San Petersburgo, donde se concentra la intelectualidad y las clases medias, y ampliar su base a las ciudades de provincia, donde se supone que el respaldo a Putin es mayoritario. H