Los dirigentes de los Veinticinco chocaron ayer en la primera jornada de la cumbre de primavera de la Unión Europea (UE) por sus intereses económicos nacionales divergentes, en especial en materia de energía. La cumbre, que debía servir para dar un renovado impulso a la modernización económica de Europa y para poner en marcha una política energética común, se ha visto perturbada por el pulso en torno a la propiedad de los grandes grupos energéticos de España, Francia, Alemania e Italia.

La primera jornada del Consejo Europeo estuvo dominada por la defensa de España y Francia de las acusaciones de proteccionismo económico; ambos países se opusieron a la compra de compañías energéticas clave por parte de empresas de Alemania e Italia, respectivamente. Los dos contaron con el apoyo del primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, que intenta evitar que el grupo indio Mittal se haga con el control de la siderúrgica europea Arcelor. Otros países, como Suecia, Finlandia y Dinamarca, expresaron su preocupación por la aparición de tendencias proteccionistas.

La cancillera alemana, Angela Merkel --que abrió el debate energético en la cumbre--, hizo un llamamiento a los demás dirigentes y les pidió "no pensar únicamente en términos nacionales", y "ponerse de acuerdo" para apoyar la creación de "grandes grupos europeos". La alemana E.ON, que está blindada frente a una oferta de compra exterior y no tiene competencia extranjera en su mercado, aspira a adquirir la eléctrica española Endesa para consolidar su liderazgo. El Gobierno español, que prefiere crear un grupo energético nacional con la fusión de Endesa y Gas Natural, se opone.

Merkel abogó por un mercado común en el que la energía eléctrica circule libremente a nivel europeo, pero rechazó ceder más competencias nacionales a la Comisión Europea y prefirió limitar la nueva estrategia energética de la UE a una coordinación de políticas nacionales.

EVITAR LAS ASIMETRIAS El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, rechazó las acusaciones de proteccionismo y destacó que la apertura del mercado energético de España es mucho mayor que la del alemán, el francés o el italiano, pese a los nuevos poderes de la Comisión Nacional de la Energía para vetar ofertas de compra como la de E.ON. Zapatero, a diferencia de Merkel, defendió una política energética común que evite las asimetrías que se producen actualmente, y que permiten que empresas blindadas por los mercados protegidos de un Estado puedan adquirir las empresas de otro Estado más liberalizado, como España.

El presidente francés, Jacques Chirac, defendió como un proyecto empresarial europeo la fusión entre Gaz de France y Suez para evitar la compra por parte de la italiana Enel. Italia, por su parte, acudió debilitada a la cumbre tras fracasar su intento de lograr el respaldo de otros países para acusar públicamente a Francia de proteccionismo.