El aula es una galería de arte en Chelsea. Los alumnos, un heterogéneo grupo de 40 personas. La clase: Acción efectiva y seguridad durante la Convención Nacional Republicana , un cursillo de dos días organizado por el Centro para la Educación Antiviolencia donde quienes van a participar en alguna de las decenas de manifestaciones con las que los neoyorquinos reciben al partido de George Bush aprenden desde sus derechos hasta cómo protegerse de los golpes de la policía. Sí, nadie duda de que habrá golpes, y son muchas las organizaciones que han preparado cursos o guías para manifestarse con cierta seguridad.

Uno de los primeros consejos que da Ronica, una de las profesoras, es claro: "Si eres inmigrante tramitando algún tipo de documentación, no acudas a las manifestaciones". Una detención puede hacer que las autoridades de inmigración crean que se ha violado uno de los requisitos para conseguir papeles: buena conducta moral. Y para ser detenido basta tocar a un caballo de la policía o levantar la voz a un agente.

La ley del silencio

Hay tiempo también para escuchar a Chen, un transexual arrestado en más de una ocasión que advierte, apoyándose en las estadísticas, que las minorías entran más a menudo en la diana policial. Sus palabras incluyen consejos prácticos con los que no todas las organizaciones están de acuerdo. "Si un agente te pregunta el nombre, dáselo. Si empieza a hacer más preguntas, sólo di: ´¿Soy libre de marcharme?´. Si dice que no, estarás detenido. Puedes ser arrestado. En cualquier caso, no hables hasta que tengas abogado", dice.

Da miedo escucharle. Pero aún más miedo dan los ejercicios prácticos de autodefensa. Cómo tirarse al suelo para proteger los huesos, cómo librarse de una mano que te sujeta por la muñeca, cómo frenar los golpes de una barrera... "Cuando pienso que voy a tener que defenderme así de un policía estadounidense, me acuerdo de los grises españoles. Debía ser muy parecido", dice Mary, una mujer de 50 años que acude al cursillo con su hija.

Intimidación

Que la policía está decidida a actuar con dureza contra los manifestantes en Nueva York es sabido. Hasta los sindicatos policiales denuncian que sus compañeros emplean "técnicas intimidatorias", como grabar a los disidentes .

Suena dudosamente legal, pero va a repetirse. Una de las nuevas armas del arsenal de los 37.000 policías que controlarán las protestas es un casco con cámara. Enviarán imágenes a un control central y nadie garantiza que no se guardarán los rostros de los manifestantes.

La primera gran demostración de la fiereza policial llegó el viernes, cuando una concentración de 5.000 ciclistas concluyó con 264 detenciones, más del 5% de la manifestación.