A medida que la crisis del secuestro del soldado israelí fue tomando cuerpo, la ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, y Abú Mazen descolgaron los mismos teléfonos --los países árabes, la ONU, Estados Unidos y varios países de la UE, entre ellos España-- buscando su apoyo por diferentes motivos. Livni enfatizó que la liberación del militar es "una prueba del liderazgo real de Abú Mazen", mientras que el presidente palestino hizo un llamamiento a los líderes mundiales a evitar que Israel desate una gran operación militar en Gaza que desestabilizaría la zona.