Fue el personaje más astuto y cruel de la última dictadura militar argentina. Un tribunal italiano que reclama su extradición asegura que "simula" la demencia. Pero la jueza argentina María Servini de Cubría acaba de dictaminar que el exalmirante Emilio Eduardo Massera, alias Cero o El Negro es, a los 83 años, una persona "no imputable" debido a su "trastorno psicoorgánico".

De Cubría, a cargo de la causa que investiga la apropiación ilegal de un niño nacido en cautiverio en 1977, recogió en la sentencia un informe del Cuerpo Médico Forense (CMF). Los médicos que por orden de la jueza se desplazaron a casa de Massera aseguraron que el exintegrante de la Junta Militar que dio el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 "no controla esfínteres", "babea" y "emite quejidos". Y que padece un "deterioro cognitivo global" que es "irreversible y potencialmente evolutivo". Por tanto, "no está en condiciones de afrontar un proceso".

Eludir a la justicia

Massera fue condenado a cadena perpetua en 1985 por crímenes contra la humanidad. El presidente Carlos Menem lo indultó en 1990. Y a diferencia del otro dictador, Jorge Videla, que está en la cárcel, se hizo un experto en eludir a los jueces al más puro estilo de Augusto Pinochet.

En el 2004, el exmarino padeció un derrame cerebral. El 6 de abril pasado, un tribunal de Roma resolvió que fuera llevado a juicio en esa ciudad por la desaparición de ciudadanos italianos en Argentina. Horas más tarde, Massera fue internado en el Hospital Naval de Buenos Aires.

El juez italiano Marco Mancinetti basó la decisión de procesarlo en el informe del perito médico Piero Rocchini. Según Rocchini, la declinación psíquica de Cero es "moderada" y se acentúa sobre la base de una "perturbación ficticia" y "un cuadro de simulación".

Al perito le llamaron la atención los "intentos manipuladores, más o menos conscientes, actuados por medio de exageraciones, incluso espectaculares, de síntomas psíquicos ficticios". Rocchini y los forenses argentinos coinciden en que Massera puede hacerse sus necesidades encima, pero, según el experto italiano, "ese no es un obstáculo insalvable" para ir a juicio.