Abú Qatada, el clérigo extremista islámico de 45 años residente en el Reino Unido y considerado por el juez Baltasar Garzón como "el embajador espiritual" de Al Qaeda en Europa, será deportado a Jordania, su país de origen. La Comisión Especial de Inmigración para Apelaciones rechazó ayer el recurso de los abogados de Qatada y dio la razón al Ministerio del Interior, que tramita la expulsión.

Qatada es, según la comisión, "un peligro para la seguridad nacional, que ha dado consejo a muchos individuos y grupos terroristas" y que tiene una "influencia incalculable" en ellos, al ofrecer "justificación religiosa a actos de violencia y terror". La sentencia es una victoria para la política antiterrorista del Gobierno de Tony Blair, al abrir el camino a deportar a otros radicales en situación similar.

Los responsables de Interior tienen una lista de 18 extranjeros detenidos en el Reino Unido como sospechosos de terrorismo. Qatada, de origen palestino, llegó a Gran Bretaña en 1993 con documentación falsa y logró asilo político. En Jordania fue juzgado en dos ocasiones en rebeldía y condenado a cadena perpetua por colaborar en una serie de atentados con bombas, unas acusaciones que él niega.

Acuerdo del 2005 Su deportación se basa en el acuerdo firmado en el 2005 por el Gobierno británico y las autoridades jordanas por el que el Ejecutivo jordano garantiza que cualquiera que sea entregado a aquel país no será torturado.

El pacto, utilizado por primera vez, esquiva la legislación europea de derechos humanos, que prohíbe las deportaciones a los países donde se infringen malos tratos. Los abogados de Qatada prepararan una nueva apelación e insisten en que "en Jordania se sigue practicando la tortura". Los grupos de derechos humanos también han expresado su temor a que el clérigo, que predicaba incendiarias arengas en la mezquita londinense de Finsbury Park, incitando a la guerra santa, se enfrente en su país a la justicia militar.