Las autoridades británicas han necesitado más de seis años para abrir una investigación judicial sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Diana de Gales y Dodi al Fayed. El juez de instrucción de Surrey, Michael Burgess, que forma parte del personal de la Casa Real, iniciará el próximo 6 de enero una doble indagación por separado, sobre la desaparición de la princesa y de su último compañero sentimental, fallecidos el 31 de agosto de 1997, al estrellarse el coche en el que viajaban, en uno de los túneles de París.

Este procedimiento es habitual cuando un ciudadano británico fallece en circunstancias poco claras. Burgess anunciará el alcance de su tarea, que probablemente se prolongará hasta finales del próximo año. La vista sobre la princesa Diana se celebrará en el centro de conferencias Queen Elizabeth II, situado frente al Parlamento de Westminster. Los trabajos sobre Dodi tendrán lugar en Wray Park, en la localidad de Reigate, en Surrey, a las afueras de la capital. Allí vivía y está enterrado el hijo del dueño de Harrods.

SOSPECHAS Mohamed al Fayed se mostró ayer satisfecho con el anuncio, pero volvió a pedir que se encargue a una comisión independiente la investigación de unas muertes sobre las que él tiene conocidas sospechas. El hombre de negocios egipcio pregona que la tragedia parisina fue obra del servicio secreto británico, que había recibido el encargo, desde altas instancias, de eliminar a Diana para que no se casara con Dodi.

El primer ministro, Tony Blair, ha rechazado en varias ocasiones la apertura de una investigación independiente, que considera una pérdida de tiempo y dinero.

Hasta ahora, sólo las autoridades francesas han realizado una investigación judicial basada en pesquisas policiales y pruebas de otros peritos, contenidas en un documento de 6.000 páginas que nunca se ha hecho público. La justicia francesa concluyó que lo ocurrido bajo el puente del Alma fue un accidente.