El Gobierno británico presentó ayer un plan para incluir en las asignaturas de ciudadanía, religión e historia lecciones sobre el peligro de la violencia terrorista y el extremismo ideológico. El documento, de 47 páginas con recomendaciones prácticas, está dirigido a las escuelas de primaria y secundaria de Inglaterra, y su objetivo es evitar que los alumnos sean captados por grupos radicales de cualquier signo.

Los centros deberán vigilar la distribución de material extremista entre los estudiantes y detectar a los chicos más influenciables. Clases y actividades extraescolares deben servir para discutir temas controvertidos, como las guerras en Irak o Afganistán, el racismo o la discriminación.