El ministro de Asuntos Exteriores británico, Jack Straw, exigió ayer al Gobierno de Uzbekistán que permita a la Cruz Roja y a los restantes observadores internacionales el acceso a la localidad de Andizhán, escenario de los violentos enfrentamientos entre opositores y fuerzas de seguridad uzbecas. "La situación es muy grave; se han cometido graves violaciones de los derechos humanos, y carencias democráticas", dijo.

Las declaraciones de Straw, que provocaron una airada reacción de las autoridades uzbecas, se producen tras las denuncias del exembajador británico en Uzbekistán, Craig Murray, quien tuvo que dejar la carrera diplomática tras airear las violaciones de derechos humanos del régimen uzbeco y acusar a Occidente de aceptar falsos informes obtenidos gracias a la tortura de presos.

Murray se enfrentó a Straw en las elecciones británicas en protesta por lo que tildó de "política inmoral" de Occidente hacia Uzbekistán. El exdiplomático descartó que los hechos en el país asiático pudieran seguir un desarrollo similar al de otras repúblicas de la ex-URSS.

Instituciones y gobiernos lanzaron llamamientos a la calma. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) exhortó a Tashkent a "respetar los derechos humanos".