La presencia de Al Qaeda en la sanidad publica británica hace sospechar a los investigadores de los atentados fallidos en Londres y Glasgow de la existencia de otras posibles células en instituciones del Estado. Hasta ocho personas vinculadas con la red trabajan para la policía británica, según el Daily Mail . Algunos de estos agentes, detectados por los servicios secretos del MI5, habrían recibido entrenamiento militar en Afganistán o Pakistán.

El médico iraquí, Bilal Abdulá, pasajero en el jeep lanzado el pasado sábado contra la terminal del aeropuerto de Glasgow, compareció ayer ante la justicia. Abdulá, de 27 años, es el primero de los ocho detenidos, formalmente acusado de participar "en un complot con el que se trataba de provocar explosiones que podían hacer peligra la vida o causar graves heridas".

Ayer precisamente se cumplieron dos años de los atentados que sacudieron la red de transportes de la capital, en los que murieron 52 personas. El ataque fue recordado por familiares y autoridades en la estación de metro de King´s Cross. En el acto, el primer ministro Gordon Brown depositó un ramo de flores. También estuvo el alcalde de Londres, Ken Livingstone.