La aventura bélica del príncipe Enrique en Afganistán ha durado 10 semanas. Pero su guerra con los simpatizantes de los talibanes no ha hecho más que comenzar. El Ministerio de Defensa británico anunció ayer la retirada "inmediata" del oficial de Caballería, horas después de que Drudge Report, un portal de EEUU, revelara en internet la presencia del nieto de Isabel II en la provincia de Helmand.

Las fuerzas de seguridad temen ahora que el príncipe Enrique se haya convertido en el objetivo número uno de los terroristas, en cualquier punto del planeta. La misión de Enrique en suelo afgano debía durar 14 semanas, pero tras romperse el silencio informativo, el peligro para él y sus compañeros se hizo excesivo y su retorno inevitable. "La decisión se ha tomado en primer lugar teniendo en cuenta el impacto que la cobertura informativa internacional del príncipe Enrique en Afganistán puede tener en la seguridad de los que están allí desplegados, así como los riesgos para él como soldado", señaló un comunicado del Ministerio de Defensa.

PESADILLA Los mandos militares no aclararon si el oficial había vuelto al Reino Unido o estaba en otro país. Su retorno va a ser una pesadilla para la Unidad de Protección Real de Scotland Yard, que ha de velar por su seguridad. Enrique, que suele prodigarse en locales públicos, como discotecas y bares, es ahora la presa más cotizada para los extremistas islámicos. Las televisiones británicas han difundido imágenes del príncipe en Afganistán, disparando con una ametralladora contra objetivos talibanes y participando como controlador en ataques aéreos contra posiciones enemigas en el distrito de Garmser.

Tal ostentación, unida a las declaraciones del príncipe, en las que da a entender que lo estaba pasando bien en combate, solo contribuyen a exacerbar los ánimos de los fundamentalistas.

La cúpula militar, el Gobierno y la Corona han cerrado filas, para elogiar el supuesto valor del príncipe Enrique. Ha servido al país "con gran distinción", pero la decisión de que regrese "es la acertada", señaló el primer ministro, Gordon Brown.