Tony Blair está disfrutando de sus vacaciones más polémicas. El primer ministro británico llegó ayer a Sardinia (sur de Italia) para pasar dos días en un lujoso palacio propiedad de su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, última etapa de un verano marcado por las críticas.

Blair y su familia volverán a Londres el próximo jueves después de haber disfrutado de forma gratuita de tres mansiones en dos continentes distintos gracias a la generosidad de varios amigos. Dos semanas en Barbados, un par de noches en un palacio de la Toscana y tres días en Atenas.

Un lujo "inapropiado" para un líder del Partido Laborista, ha clamado la prensa británica, que tampoco ve con buenos ojos la estrecha relación de Blair con Berlusconi, calificado como un dirigente "corrupto" precedido por una "sórdida reputación".