El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ha sido investido para su sexto mandato al frente de la antigua república soviética en una ceremonia que no se anunció con antelación, informó la agencia oficial bielorrusa BELTA.

La ceremonia ha tenido lugar en el Palacio de la Independencia de Minsk y ha contado con la asistencia de parlamentarios y otras autoridades del país.

Según los datos oficiales, Lukashenko fue reelegido con el 80,1 % de los votos en las elecciones del 9 de agosto pasado, resultado que no es reconocido por la oposición ni por Occidente y que ha desatado la mayor ola de protestas en la historia postsoviética de Bielorrusia.

Lukashenko ha tomado posesión ante cientos de personas, entre ellas las principales autoridades del país. El mandatario ha jurado sobre la Constitución, un formalismo que le compromete a "respetar los derechos y libertades" de la ciudadanía.

Lukashenko ha rechazado cualquier medida de concesión a los manifestantes, a los que ha acusado de servir a intereses externos y de buscar un cambio de régimen. Tan solo se ha abierto a una reforma constitucional, con su homólogo ruso, Vladimir Putin, como principal defensor en la escena internacional.

Otros gobiernos y organizaciones, entre ellas la Unión Europea, han afirmado que no reconocen las elecciones del 9 de agosto y han dado pasos de acercamiento a dirigentes opositores como la excandidata presidencial Svetlana Tijanovskaya, que esta misma semana se reunió con ministros de Exteriores europeos.