Un nuevo ministro del Interior implicado en la represión de las protestas tras las elecciones presidenciales de agosto, y tres altos funcionarios policiales al frente de la seguridad en la capital y en las regiones fronterizas con Polonia y Lituania, países percibidos como enemigos por el régimen de Bielorrusia. Tras 12 semanas de manifestaciones y huelgas, el presidente Aleksándr Lukashenko ha elevado a puestos clave en el organigrama del Estado a personajes de fidelidad garantizada, todos ellos afectados por las sanciones decretadas por la Unión Europea.

Iván Kubrakov, jefe de la policía en Minsk, la capital, durante las tensas semanas veraniegas posteriores a los contestados comicios, ha sido colocado al frente de Interior. El titular saliente, Yuri Karayev, es uno de los tres "inspectores" que dirigirán la seguridad en localidades clave, en su caso en Grodno, cerca de la demarcación lituana y polaca. Valery Vakulchik, quien estuvo al frente del KGB -los servicios de seguridad, que en Bielorrusia han mantenido el nombre heredado de la era soviética- será el virrey securitario en Brest, junto a Polonia, mientras que Aleksándr Barsukov, afrontará tareas similares en Minsk, la principal ciudad del país.

"SEGURIDAD Y BIENESTAR"

"De vuestro trabajo eficaz depende como nunca la seguridad y el bienestar del país", les ha conminado el jefe del Estado bielorruso este viernes. Como primera medida, las autoridades han cerrado las fronteras del país, excepto la que les separa de Rusia, aludiendo argumentos sanitarios vinculados con el covid-19.

Todo ello sucede mientras tiene lugar en todo el país una huelga general convocada por la líder opositora Svetlana Tikhanóvskaya, refugiada en el extranjero. Aunque el paro no ha sido masivamente secundado en las empresas públicas del país, sí que se ha extendido en las universidades del país, suscitando la ira de Lukashenko. Como medida de represalia ante los jóvenes, el mandatario ha ordenado al Gobierno que se impida el reconocimiento de los diplomas de estudios cursados en el extranjero. "Algunos quieren estudiar en el extranjero; los polacos, los lituanos y otros les invitan; no hay problema, les daremos un billete mañana mismo, que se vayan", les ha invitado.