El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acaba de sumar a su proyecto Hambre Cero a la multinacional Nestlé. El presidente de una de las principales empresas tostadoras de café del mundo, Peter Brabeck Letmathe, anunció a Lula la disposición de donar un millón de kilos en alimentos a la Pastoral de los Niños para que lo distribuyan en áreas necesitadas. A su vez, se propone realizar aportaciones mensuales a entidades seleccionadas por el Gobierno y contribuir al proyecto Primer Empleo. La firma acaba de estar en el ojo del huracán por su intento de demandar a Etiopía por seis millones de euros (998.316.000 pesetas) por la nacionalización de 1975.

El Gobierno brasileño planea llevar su programa Hambre Cero a unos 200 municipios en el primer semestre de este año. Los rigores del ajuste económico han planteado la necesidad de buscar el apoyo del sector privado.

El sacerdote Frai Betto, uno de los hombres públicos de Hambre Cero, se reunirá mañana con la Federación de Industrias de Sao Paulo. El cura quiere "invitar" a mil grandes firmas a que "adopten" a mil municipios de la región más castigada de Brasil. "No habrá contrapartidas", dijo, descartando beneficios fiscales.

El programa Hambre Cero contempla, en principio, la entrega a cada familia rural de 13 euros (2.163 pesetas) mensuales para la compra de alimentos. A los que vivan en las ciudades se les dará una tarjeta magnética por la misma suma para hacer compras en los supermercados.

Hambre Cero cosechó las críticas de quienes temen que se caiga en una mera acción asistencial. En este contexto, las discusiones en el seno del Partido de los Trabajadores (PT) por el giro al centro del Gobierno continúan subiendo de tono, y apuntaron la posibilidad de sanciones para los dirigentes. El exguerrillero y actual presidente del partido, José Genoíno, propuso empezar por la senadora Heloísa Helena, que critica la decisión de haber asumido rigurosos compromisos fiscales con el Fondo Monetario Internacional (FMI). "La crítica en el PT es libre, pero todos sus miembros deben obedecer a las decisiones del partido", alertó Genoíno.

SIMBOLO ANTIRRACISTA

La onda expansiva de Lula también se siente en el Congreso brasileño. Paulo Paim, exobrero metalúrgico y miembro del PT se convirtió en el primer presidente negro de la Cámara. Aunque su presidencia es interina, en virtud de un viaje de José Sarney, su nombramiento tuvo un carácter simbólico en un país donde el racismo es un problema.