"Ahora van a por él", pudieron haber pensado en las últimas horas en el cada vez más estrecho círculo de Luiz Inácio Lula da Silva. El presidente de Brasil, que con las encuestas aún a favor busca ser reelegido en octubre, se ha quedado manco a la hora de maniobrar.

En el 2005 perdió a su brazo derecho, el superministro José Dirceu, en el marco de las denuncias de financiación ilegal de las campañas electorales y de sobornos parlamentarios. Y Dirceu arrastró a Luiz Gushiken, otro hombre de confianza.

Y días atrás le tocó el turno del escarnio a Antonio Palocci, el extrotskista que manejó la economía brasileña desde el 2003 y se convirtió en el garante de la estabilidad. Los elogios del mundo de las finanzas y el FMI por su apego al neoliberalismo no pudieron evitar esa caída y ser reemplazado por Guido Mantega en medio de denuncias de corrupción que provocaron, según el semanario Veja , la crisis más grave del Gobierno.

El presidente reformó el viernes su Consejo de Ministros. Hubo ocho cambios. Salvo en el caso de Tarso Genro, el expresidente del Partido de los Trabajadores (PT, oficialismo), Lula se abstuvo de llamar a compañeros históricos. "El Gobierno de Lula tiene su rostro: el rostro de la soledad y el aislamiento", observó el semanario Istoé .

El exlíder sindical parece tener tanta conciencia de esta situación que decidió ser jefe de sí mismo y coordinar personalmente su campaña electoral con vistas a octubre.

Fiestas con prostitutas

Pero ese camino --se sabe-- estará plagado de sobresaltos. Lo que ocurrió con Palocci, dicen algunos, es apenas una muestra del tono que tendrá la campaña.

Palocci venía siendo acusado de haber cometido irregularidades como alcalde de una ciudad paulista (2001-2002). Pudo soportar la embestida ayudado por los números de la macroeconomía. Pero se quedó sin red después de que Francenildo Costa, el vigilante de una mansión de Brasilia alquilada por exasesores de Palocci para presuntos negocios oscuros y fiestas con prostitutas, afirmara haberlo visto allí más de 10 veces.

Helena Chagas, columnista de O Globo , cree que "el tiroteo de la oposición no va a cesar. El objetivo no era Palocci, sino el presidente, o tal vez que sea la única forma de llevar a Lula al desgaste y darle oportunidad a Garaldo Alkmin su principal rival socialdemócrata en las elecciones de crecer".

Sin responsabilidad

La comisión parlamentaria que investiga los sobornos a legisladores ha decidido que el presidente no tiene "ninguna responsabilidad". Pero los partidos Socialdemócrata (PSDB) y Frente Liberal (PFL-derecha) quieren que se rehaga el informe y conste allí el nombre Fabio Luiz Lula da Silva, hijo del mandatario, porque su empresa Gamecorp pudo favorecerse con una inversión de dos millones de euros.

El expresidente Fernando Henrique Cardoso (PSDB) ha estimado que la popularidad de Lula se reducirá a medida que se acerquen las elecciones. Para afrontarlas, el mandatario tendrá a un solo superviviente de su núcleo duro , el secretario general de la Presidencia.