Fiel a su estilo, Emmanuel Macron eligió ayer un lugar simbólico, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, para defender la nueva ley antiterrorista que entró en vigor la pasada medianoche poniendo fin al estado de emergencia vigente desde los atentados del 13 de noviembre del 2015.

Frente a las críticas de las asociaciones de defensa de los derechos humanos y del propia Consejo de Europa, que ven en la nueva legislación una amenaza a las libertades individuales, el presidente francés argumentó que el estado de emergencia no puede prolongarse indefinidamente y, por tanto, el Estado tiene que dotarse de un arsenal capaz de hacer frente a la amenaza terrorista dentro del derecho común.

«Nuestro desafío es proteger a los franceses de una amenaza terrorista permanente y proteiforme en el marco del derecho común», dijo ante los jueces del tribunal europeo. Macron cree que el texto, aprobado el 18 de octubre con un amplio apoyo del Parlamento, es «eficaz, respetuoso y protector» y no contraviene ningún precepto de la Convención Europea de Derechos Humanos.

La lucha contra el terrorismo yihadista ocupó buena parte del discurso de Macron. Un desafío al que hay que responder «con determinación dentro del Estado de derecho», señaló. «La seguridad es la condición misma para ejercer nuestras las libertades».

«El terrorismo yihadista quiere llevarnos a abandonar los principios que son parte esencial de nosotros mismos. Defender las libertades no es solo un derecho, es un deber. Y no solo el Estado debe defenderlas, también los ciudadanos, porque lo que está en juego es nuestra sociedad de libertades, el tipo de civilización en el que vivimos», añadió.

Francia sale del estado de emergencia, según Macron, dotada de una nueva ley sobre seguridad interior y lucha contra el terrorismo que prevé medidas «concretas, proporcionadas y exclusivamente ligadas a la prevención y la lucha contra el terrorismo».