Emmanuel Macron quiere que a partir del 1 de agosto la mascarilla sea obligatoria en Francia para entrar en lugares públicos cerrados, a la vista de que se multiplican las señales de un aumento de la circulación del coronavirus y de que la única manera de hacer frente a una eventual segunda ola es respetando los llamados "gestos barrera".

El presidente francés ha pedido prudencia a los más jóvenes pero descarta un nuevo confinamiento generalizado en caso de rebrote. "Debemos prevenir y prepararnos", ha dicho durante una entrevista televisada en France 2 y TF1 con motivo de la celebración del 14 de julio, fiesta nacional francesa.

La epidemia ha causado en Francia más de 30.000 muertos y en los últimos días se han multiplicado las peticiones del mundo científico reclamando imponer el uso de la mascarilla ante la relajación de los franceses con el protocolo sanitario.

MATERIAL SUFICIENTE

Macron ha recomendado su uso y cree que se ha aprendido mucho de la experiencia vivida durante el pico de la enfermedad y que el país estará preparado en caso de un nuevo rebrote. Es decir, que habrá suficientes mascarillas, respiradores y fármacos.

"Tenemos los stock y los envíos garantizados", ha asegurado. Y ha descartado, tanto por razones económicas como sociales, un nuevo confinamiento generalizado. "Estamos haciendo todo lo posible para evitar una segunda ola y para tener un enfoque diferenciado si llegara", ha indicado. Para ello, Francia dará prioridad a la realización de test.

Cuando se le preguntó si se trataría con cloroquina -el controvertido antipalúdico que consumen y defienden Donald Trump y Jail Bolsonaro- al presentarse síntomas de covid-19, fue tajante: "No", respondió argumentando que no es un tratamiento concluyente y que él cree en la racionalidad científica.

Por otro lado, respecto a la polémica desatada por el laboratorio francés Sanofi al anunciar que daría prioridad a Estados Unidos en caso de descubrir una vacuna, Macron defendió el patriotismo industrial pero criticó el "nacionalismo sanitario".