Lo que no han logrado en EEUU la posguerra desastrosa en Irak --informaciones sobre errores y manipulaciones previas a la intervención, más de 1.860 soldados muertos y una campaña presidencial--, lo ha conseguido una madre de luto.

Cindy Sheehan, de 48 años, que perdió a su hijo en Irak, ha reactivado el movimiento antiguerra y lo ha colocado en las portadas de los diarios, informativos e internet. Su poder catalizador se demostró el miércoles, cuando en los 50 estados se celebraron más de 1.600 vigilias para apoyar la protesta que Sheehan protagoniza desde hace dos semanas en Crawford (Tejas) junto al rancho donde pasa sus vacaciones el presidente Bush.

Desde que Sheehan llegó a Crawford en un convoy con una docena de coches han sucedido muchas cosas. Aquel 6 de agosto --cuando los sondeos mostraban el 61% de rechazo a la intervención en Irak-- Bush envió a su asesor de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, a reunirse con ella. No bastó. Ahora hay cientos de personas en el campamento Casey (nombre de su hijo, muerto en abril del 2004), que ha tenido que reubicarse por las protestas de algunos de los 705 vecinos de Crawford.

LAS CRITICAS A Sheehan le llegaron allí los papeles de divorcio y un comunicado de su familia política oponiéndose a su protesta. Ella, que se reunió con el presidente poco después de la muerte de su hijo, seguirá allí hasta que éste la reciba.

Esa cita no tiene fecha, sobre todo tras lo que ha dicho Bush. "Es importante para mi ser sensible con aquellos que tienen algo que decir, pero también es importante seguir con mi vida", dijo Bush, que mañana tiene previsto ir en bicicleta por su rancho con Lance Armstrong.