Seguro que más de una vez los padres han renegado de sus hijos y han pensado que, si pudieran, los mandarían a algún lugar lejano, por ejemplo Siberia...

Pues eso es lo que le ha ocurrido a Sofia Petrova, una joven rusa que vivía desde que tenía 2 años en Virginia (Estados Unidos). Cuando tenía 15 años, su madre la llevó al aeropuerto para, según la versión de la quinceañera, "unas vacaciones de tres semanas en Siberia", donde conocería a su padre biológico.

Pero al llegar al frío país la madre cambió su versión, y le comunicó que, en vez de tres semanas, iba a pasar "mucho más tiempo ahí". Y dejó a la joven, que no hablaba ruso, con su padre biológico, que no hablaba inglés. De eso hace ahora dos años, y la chica, que ahora tiene 17 años, ha grabado un vídeo, que reproduce el diario 'USA Today' para contar la historia de esta joven.

"Un castigo"

El vídeo se inicia con la joven que, entre lágrimas, cuenta que "entiende que está ahí como un castigo", pero que "echa de menos a su madre" y su vida en Estados Unidos. Pero también explica que la madre de Sofia, Natalia Roberts, y su padrastro alegan que no tuvieron opción. "Enviar a Sofia a Siberia fue una decisión difícil, pero fue una decisión acertada", porque su comportamiento era "incontrolable": suspendía en la escuela, tomaba drogas, había robado más de 1.000 dólares a su madre y llevaba a chicos a casa sin permiso, entre otras lindezas.

Pero sus amigas en Virginia aseguran que eso no es cierto, e intentan que vuelva a Estados Unidos antes de que cumpla 18 años, el próximo mes de marzo. Según Sofia, la Embajada de EEUU en Moscú le ha dicho que será muy complicado entrar en Estados Unidos de forma legar una vez se convierta en adulta.

En un centro de menores

Según la menor, estuvo varios meses viviendo con su padre que, según denuncia una amiga estadounidense de la chica, "es alcohólico y la pegaba", por lo que Sofia se fue a un centro de menores en Siberia. Una profesora de la chica ha corroborado por e-mail que lo que dice Sofia es cierto.

Sofia ahora vive por su cuenta en un hotel de Siberia en el que trabaja "60 horas a la semana". Desde allí, hace un llamamiento a su madre para poder volver a su vida en EEUU. "Espero que entienda que no hago esto para hacerla quedar mal, sino porque no tengo otra opción", concluye la chica compungida.