Una gran explosión hizo estremecer, a primera hora de la tarde del domingo, la llanura helada de la periferia sureste de Moscú. Era el estallido que produjo el avión Antónov An-148, de las Saratovskie Avialinii (Lineas Aéreas de Sarátov), en el momento en que impactó con el suelo exactamente cuatro minutos después de haber efecutado su despegue del aeropuerto moscovita de Domodédovo.

Los medios rusos difundieron ayer las primeras imágenes de la tragedia, mientras los equipos de rescate, aprovechando la meteorología favorable, con cielos claros y despejados, se afanaban en recuperar los cadáveres de las 71 personas que viajaban a bordodel aparato, así como los restos del fuselaje que permitan esclarecer las causas del siniestro. Sin mencionar la posibilidad de un atentado, los investigadores priorizaban la posibilidad de un fallo técnico, un error humano o el tiempo adverso en el momento del accidente.

La aerolínea anunció la suspensión de los vuelos de su flota de aviones Antónov An-148 hasta esclarecer las causas de la tragedia. Según los últimos datos, la empresa contaba con cuatro aparatos de este tipo. Sus empleados, así como el personal de mantenimiento del aeropuerto de Domodédovo, fueron sometidos a interrogatorios para saber si se habían respetado los protocolos de seguridad.

REVISADO HACE UN MES / También se investigar el historial técnico del aparato. Se sabe que fue revisado el mes pasado y que el mismo día del accidente había hecho varios vuelos sin incidencias. Contrariamente a lo que se especulaba, el aparato no estalló en el aire y cayó al suelo en una sola pieza, según un comunicado emitido por la investigación, que ha abierto un caso criminal. Dado el estado en el que se encontraban los cadáveres, las labores de identificación se realizarán con pruebas de ADN.

En el aeropuerto de Orsk, destino del avión, a 1.800 kilómetros al sureste de Moscú, muchas personas depositaron flores en recuerdo a las víctimas. «Hasta el final pensábamos que al menos alguien habría sobrevivido», afirmó, en declaraciones recogidas por Reuters, Ekaterina Zakládnaya, cuya madre viajaba en el aparato.

La mayoría de los pasajeros eran de la región de Orenburg, en la frontera de Rusia con Kazajistán. De hecho, tan solo viajaban a bordo dos extranjeros, uno de Azerbaiyán y otro con pasaporte suizo, que viajaba a Orsk para promocionar una refinería local.