En una sesión a puerta cerrada del Parlamento, el primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, anunció ayer una "remodelación completa" de su Gobierno para hacer frente con mayor eficacia a la espiral de violencia que vive el país árabe. La propuesta se produjo mientras varios atentados causaron alrededor de 60 muertos, entre ellos tres soldados estadounidenses y cuatro británicos.

El primer ministro iraquí no precisó cuándo tiene previsto cambiar la composición del Gabinete, aunque los analistas dan por seguro que el reajuste afectará también a los ministerios más importantes y delicados, como los de Defensa e Interior, los más deseados por chiís, sunís y kurdos.

REPLIEGUE DE TROPAS Fue precisamente la adjudicación de estas carteras lo que motivó el retraso en la formación del Gobierno actual. Las carteras no recibieron el visto bueno del Parlamento hasta seis meses después de las legislativas celebradas el pasado 15 de diciembre. Las relaciones entre las tres comunidades van de mal en peor debido a la violencia confesional que mantiene al país al borde de la guerra civil.

El anuncio de Maliki coincide con el cambio de rumbo en la estrategia de Washington en Irak, consecuencia de la derrota republicana en las elecciones legislativas en Estados Unidos. El Pentágono desea acelerar la preparación de las fuerzas de seguridad iraquís para reducir sus tropas.

Precisamente el atentado más mortífero de ayer lo cometieron dos kamikazes contra un cuartel de reclutamiento de la policía en el barrio de Al Qadisiah, en Bagdad. La explosión mató a 35 personas y otras 60 resultaron heridas. En otros atentados ocurridos ayer fallecieron una veintena más de iraquís.