Mandela lo volvió a hacer. El espíritu del expresidente sudafricano acercó ayer lo que la diplomacia y la política no han sido capaz de acercar. Lo consiguió al menos por día. Durante poco más de cuatro horas de ceremonia de despedida en el Soccer City de Soweto, los principales líderes del mundo --casi un centenar-- se sentaron juntos y dejaron de lado sus diferencias. El motivo era el mismo: Madiba. Todos priorizaron el compartir un homenaje al histórico líder antiapartheid , fallecido el pasado jueves a los 95 años. "Si tienes que hacer la paz con tu enemigo, es mejor que trabajes con él; así se convertirá en tu socio", dijo una vez Mandela.

Ayer, mandatarios de diferentes ideologías, incluso opuestas, unieron su voz por Nelson Mandela. Pero eso no impidió que un mensaje sobresaliera entre otros. Vino del presidente de Estados Unidos, Barack Obama: "Hay demasiados líderes que claman su solidaridad con la lucha de Madiba por la libertad, pero no toleran la disidencia de su propio pueblo". Más de alguno de los dirigentes mundiales presentes en Soweto se debió revolver en su asiento.

SIN PRECEDENTES No hubo mejor ejemplo de puente entre las desavenencias enquistadas como el gesto de ayer de los líderes de EEUU y Cuba. El apretón de manos de manos entre Barack Obama y Raúl Castro dio la vuelta al mundo en segundos y permanecerá como una de las instantáneas de la misa pública en memoria de Mandela. Un gesto sin precedentes entre los líderes de las dos naciones que han estado enfrentadas desde hace más de medio siglo.

No se sabe si el encuentro estaba preparado o simplemente Obama le alargó la mano a Castro cuando se topó con él de camino al escenario. Eso es lo que al menos defendió la Casa Blanca. Castro le respondió con una sonrisa. Ambos habían sido escogidos para hablar en la ceremonia junto a otros cuatro líderes extranjeros (Brasil, India, China y Namibia) y ese detalle propició el encuentro en la tarima.

UN GIGANTE DE LA HISTORIA El presidente norteamericano fue uno de los más aclamados ayer en Soweto. Empezó su discurso agradeciendo "a la gente de Sudáfrica por compartir a Mandela". Calificó al dirigente fallecido de "un gigante de la historia" y de "último gran liberador del siglo XX".

Valiéndose de sus dotes de oratoria, Obama mezcló pensamientos personales de sus épocas de estudiante cuando descubrió la lucha antiapartheid , con versos o extractos de algunos de los discursos más célebres de Madiba, como su alegato final ante el juez que lo condenó en 1964 a cadena perpetua. "Mandela nos enseñó que nada es imposible hasta que está hecho. (...) Sudáfrica nos enseñó que podemos que podemos elegir un mundo donde no haya conflicto, sino justicia y paz", subrayó.

Cuando Obama denunció a los dirigentes intolerantes con sus propias disidencias que ahora lloran a Mandela, en la zona de vips, el presidente de Zimbabuee, Robert Mugabe, escuchaba impasible a pocos metros de el primer ministro británico, David Cameron, o su antecessor, Tony Blair.

No hace tanto, Mugabe y Blair se llevaban a matar. Ayer parecía imposible verles tan cerca. Blair ha dicho varias veces que Mugabe es un dictador que debería haber sido apartado del poder. Mugabe ha llamado a Blair un imperialista que debería "ir al infierno".

Pero el mensaje contra el cinismo de Obama podría haber sido de ida y vuelta también. Junto a Obama estaban los expresidentes George Bush y Bill Clinton. Ninguno de los dos retiró a Mandela de la lista de personas consideradas terroristas durante sus respectivos mandatos presidenciales.

El acto de ayer subrayó más la amistad que las diferencias. Y Cuba cumplió. El líder cubano Raúl Castro quiso remarcar la "entrañable amistad" de Mandela con su hermano Fidel y definió a Madiba como "un ejemplo insuperable para América latina y el Caribe".

También la presidenta del Brasil, Dilma Roussef, alabó al icono antiapartheid como una "inspiración para Latinoamérica". Roussef también saludó cordial a Obama a pesar de que recientemente canceló un viaje a Estados Unidos después de saberse que los servicios secretos norteamericanos habían espiado sus comunciaciones. Ayer no hubo mensajes con segundas, solo Mandela.

Como si quisiera dar fe de lo que ayer ocurrió en el estadio de Soweto, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, aprovechó su intervención para hacer constar en voz alta que lo de ayer era gracias a Mandela. "Estamos viendo a líderes representando muchos puntos de vista, gente de todos los ámbitos de la vida. Todos aquí, unidos- El nos enseñó el impresionante poder del perdón y de la conexión de las personas entre sí".