La guerra de Afganistán sigue, a punto de entrar en su noveno año, lejos de su fin. Para Barack Obama, el presidente de EEUU que la heredó y decidió centrar en ella sus esfuerzos, trasladando el foco desde Irak, es un reto que fuerza una continua revisión de su estrategia. Según avanza la efectividad de los insurgentes, Obama pierde apoyos a aumentar la presencia militar tanto en EEUU como en importantes aliados como el Reino Unido, Alemania e Italia. Ahora el presidente tiene sobre la mesa un informe del general Stanley McChrystal, comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), en el que el militar asegura que si no se envían más tropas el próximo año "el resultado probable será el fracaso".

"Si no recuperamos la iniciativa y restamos impulso a la insurgencia a corto plazo (en los próximos 12 meses), a la vez que madura la capacidad de los afganos de asegurar su propia seguridad, nos arriesgamos a que vencer a la insurgencia ya no sea posible", escribe McChrystal en el documento confidencial de 66 páginas que puso el 30 de agosto en manos del secretario de Defensa, Robert Gates, y que el domingo filtró The Washington Post con fragmentos editados a petición del propio Pentágono.

NUEVA ESTRATEGIA Esa filtración llegó unas horas después de que Obama, que este año aprobó el despliegue de otros 21.000 soldados hasta alcanzar los 68.000, insistiera en televisión en que no habrá más despliegues hasta que no haya una estrategia definida: "La primera pregunta debe ser: ¿Estamos haciendo lo correcto? Cuando tengamos una respuesta clara a eso, la siguiente pregunta es: ¿Qué recursos necesitamos para lograrlo?".

El informe de McChrystal contiene ideas que coinciden con la del presidente. El general llega a escribir que un aumento de las tropas será inútil sin un nuevo plan y apunta a que este debe poner más énfasis en la protección de los afganos que en la lucha contra los insurgentes o el control de territorios. "Recursos inadecuados posiblemente tendrán como resultado el fracaso --se lee en el documento--. Sin embargo, no hay que dar más recursos a la misión si no hay una nueva estrategia".

McChrystal --que aún debe entregar al Pentágono otro informe donde detalle qué refuerzos necesita, calculados entre 10.000 y 45.000 soldados más-- retrata un panorama lúgubre con un lenguaje crudo, con el que denuncia desde los errores de la ISAF hasta la corrupción afgana.

DEBILIDAD Y CORRUPCION "La debilidad de las instituciones estatales, las acciones malignas de quienes manejan el poder, la extensión de la corrupción y el abuso de poder entre cargos del Gobierno y los propios errores de la ISAF han dado a los afganos pocas razones para apoyar a su Gobierno", afirma el general, quien constata: "La percepción de que vacilamos en nuestra firmeza les hace reticentes a alinearse con nosotros frente a los insurgentes".

Aunque hay algunos tintes de optimismo con frases como "el éxito aún se puede lograr", el análisis que realiza McChrystal está cargado de críticas contundentes. Una de las principales está dirigida al propio mando de la OTAN: "Preocupados con la protección de nuestras propias fuerzas --denuncia--, hemos operado de una forma que nos distancia, física y psicológicamente, de la gente que queremos proteger". E incluso llega a asegurar: "Los insurgentes no pueden ganarnos militarmente, pero nosotros podemos derrotarnos a nosotros mismos".