La revolución popular en Túnez se extiende por el país. Miles de personas, procedentes del interior, se concentraron ayer en la capital en una nueva protesta contra el Gobierno de transición, que sigue incluyendo a ministros del antiguo régimen.

Los manifestantes formaban parte de la denominada Caravana de la Liberación, que salió el sábado de la región de Sidi Buzid, lugar donde arrancó la revuelta después de que el comerciante Mohamed Bouziz se quemase a lo bonzo. Algunos procedían de Kasserin, la ciudad que más muertes ha lamentado, víctimas de la represión policial durante el levantamiento.

"Desafiaremos el toque de queda y de aquí no nos vamos a mover hasta que el sistema de Ben Alí no haya caído", corearon los manifestantes. Durante la dictadura, Ben Alí protegió a la burguesía del país en detrimento de la población del interior, superviviente de la represión y de las malas condiciones de vida.

GANAR TIEMPO "¡Zinochet sentado en un banquillo!". "¡Fuera Mohamed Ganuchi el primer ministro! Y todos los hombres del antiguo régimen!", se escuchó entre la muchedumbre.

"Los que están en el nuevo Gobierno conocen muy bien la corrupción, están ganando tiempo para depurar sus expedientes. No los queremos. El objetivo es cambiarlo todo y sentar los cimientos para la democracia. Crear nuestro propio modelo de libertad y modernización, y evitar que Francia siga manteniendo la hegemonía política en este país", aseguró Alauoi Noureddine, profesor de sociología de la Universidad de Túnez.

La policía detuvo a tres próximos al dictador: al exministro del Interior y actual presidente del Senado, Abdalá Kallel; al exministro de Defensa y principal consejero de Ben Alí, Abdelaziz Bendhia; y al propietario del canal de televisión privado Nahhibat TV, Larbi Nasra.