Marina Litvinenko, viuda del exespía ruso asesinado, afirmó ayer "sentirse orgullosa de ser británica", tras la respuesta dada por el Gobierno de Londres a la negativa de Moscú a extraditar al principal sospechoso del asesinato de su marido. "Como dije en mi carta a Vladimir Putin, no descansaré hasta que los asesinos de mi marido sean llevados ante la justicia", dijo la viuda. Y consideró que el exagente Andrei Lugovoi debería ser juzgado "en el Reino Unido" ya que la fiscalía británica tiene "muchas pruebas".