Marruecos está esperanzado con el Plan de autonomía para el Sahara Occidental que entregó, el pasado martes, antes las Naciones Unidas. Según el ministro del Interior, Chakib Ben Musa, el plan es la "única solución posible" para desbloquear un contencioso que hace 32 años que dura, aunque también añadió que están abiertos al diálogo.

La iniciativa marroquí no contempla la independencia pero sí una autodeterminación que sería sometida a negociaciones con el Frente Polisario y presentada a referendo.

INACEPTABLE Sin embargo, el movimiento independentista juzga inaceptable el plan porque "se considera que el Sáhara Occidental es parte integrante de Marruecos". Como contraposición, ha presentado un documento ante las Naciones Unidas en el que propone que se establezca una "generosa" relación económica y comercial con el Gobierno de Marruecos.

Pero la iniciativa marroquí va por otro lado y da por sentados ciertos privilegios sobre el territorio saharaui. El reino alauí conservaría lo que el ministro del Interior dio en llamar "atribuciones soberanas"; es decir, la moneda nacional, la bandera y todo lo que tenga relación con la figura del rey Mohamed VI, como las relaciones exteriores, la seguridad, el poder judicial o las cuestiones religiosas. A cambio, Rabat estaría dispuesto a ceder algunas competencias administrativas y fiscales.

VISITA DIPLOMATICA La diplomacia marroquí ha visitado numerosos países con el fin de dar a conocer su plan y recabar apoyos. Por su parte, el presidente del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó el plan como "cauce" para poner en marcha el inicio de un diálogo entre las partes afectadas por el conflicto saharaui. Esta actitud de Zapatero ha sido considerada por algunos activistas saharauis como "una nueva traición del Gobierno español".