El Ejército no siempre llama dos veces. El servicio militar obligatorio parecía haber quedado relegado al pasado. Pero Marruecos volverá a llamar a miles de jóvenes entre 19 y 25 años. El retorno de la que se conoce comúnmente como la mili se produce sin un debate social previo y, por tanto, no exento de controversia. Llega por decisión del Consejo de Ministros marroquí el día de la Revolución del Rey y del Pueblo, en agosto del 2018, y hace solo unas semanas empezaron a llegar las cartas a los buzones llamando a filas.

Ousama tiene 19 años y es de la ciudad de Agadir, al sur de Marruecos. Ha sido uno de los primeros «invitados» por el ministerio del Interior a ingresar en las filas del Ejército. No se muestra disgustado pero tampoco expresa ninguna ilusión por desconocimiento de una nueva experiencia que durará entre 12 o 18 meses de su vida. «Mi madre tiene miedo, pero entiendo que la mili me obligará a ser más independiente», aseguró a este diario.

Por su parte, Faisal, de Marrakech, desempleado, tiene claro que su paso por la mili será «inútil» y representa «una pérdida de tiempo». «Mi padre pasó por el ejército y ni siquiera le quedó una jubilación», manifestó a este diario. Él es de los que prefiere pagar la multa económica, siempre que pueda, o pagar con la cárcel antes que ingresar en las filas de la armada. Para las mujeres, por su parte, el servicio militar será voluntario, pero de momento, el Estado ya ha alistado en torno a 10.000 jóvenes que comenzarán a desempeñarse como soldados en septiembre. Su servicio a la patria se compensará con un sueldo mensual, uniformes y cobertura médica.