Hace cinco años, los marroquís depositaron sus esperanzas en aquel joven monarca de gestos tímidos y apariencia sensible. Mohamed VI, soñaban, debía ser el rey que levantara un Marruecos nuevo, más justo, con menos pobreza y más empleo. Hassan II había muerto el 23 de julio de 1999 y para el 30, el día de su entronización, el pueblo ya había bautizado al heredero como "rey de los pobres". Hoy, los marroquís han despertado del sueño y, aunque siguen teniendo una buena imagen del soberano, ya no creen que el rey vaya a cambiar el país ni a aliviar sus sufrimientos.

A Yasín Zizi le gustan las frases redondas y brillantes. Esa obsesión le ha valido ser uno de los columnistas más leídos del país. Pedirle resumir en una frase estos cinco años es todo un reto para él. "El reinado de Mohamed VI ha sido dos años de hechizo y tres años de lo mismo de siempre", afirma.

En su opinión, "el país paga el hecho de que, desde los golpes de Estado de los 70, todo en Marruecos se ha hecho para proteger y reforzar a la monarquía. Son 30 años en los que los recursos, los proyectos, las estrategias políticas, todo ha estado pensado para proteger la institución real". Eso ha dejado un lastre enorme. Al manipularlas para su conveniencia, la monarquía ha deslegitimado instituciones como el Parlamento, los partidos, el consejo de ulemas (sabios en ley islámica)...

La sociedad se divide en dos. Por un lado, el Majzén o entramado alrededor de la monarquía, que la protege y monopoliza con ella los recursos económicos del país. Por el otro "están el resto de los marroquís, a los que sólo les queda una opción: buscarse la vida".

Reforma necesaria

Abubakar Yamai también es pesimista. Y lo es porque no ve las cosas claras. "Yo no sé --reconoce el director del semanario Le Journal -- si Mohamed VI tiene buenas o malas intenciones. Sus actos son contradictorios, lo que demuestra que no tiene un proyecto claro para Marruecos. Y eso es lo grave".

Bajo la batuta de Yamai, Le Journal es la punta de lanza de la prensa independiente, lo que le ha valido todo tipo de presiones por parte de la corona. Lo que más preocupa a este periodista es que, en estos cinco años, Mohamed VI "no ha emprendido ninguna de las reformas políticas que este país necesita". La principal es, según Yamai, una reforma constitucional que reduzca el poder del rey. "Lo peor es que Mohamed VI rechaza ese debate. La monarquía ve a los que piden una reforma constitucional como un peligro, casi como si estuvieran pidiendo la proclamación de la república".

Pero el reinado de Mohamed VI también ha dejado cosas buenas. La más destacada ha sido la reforma del estatuto de la mujer, que ha acabado con la marginación de las marroquís. En el lado positivo está también la creación del comité Equidad y Justicia, con el que se va a indemnizar a las víctimas de las violaciones de los derechos humanos perpetradas bajo el reinado de Hassan II.

Derechos humanos

En materia de derechos humanos, el retroceso ha sido enorme. La lucha antiterrorista emprendida tras los atentados de Casablanca ha sido usada para institucionalizar la tortura. En la esfera económica, Mohamed VI también intenta controlarlo todo para reforzarse: el monarca es el primer empresario y el primer banquero de Marruecos.

La falta de reformas políticas y la voracidad económica del Majzén han hecho que pobreza, subdesarrollo y paro hayan crecido. El 20% de la población sigue bajo el umbral de la pobreza absoluta y la mitad está en situación de pobreza relativa.

La miseria en que viven los marroquís ha hecho de Marruecos un vivero de terroristas que golpean tanto en su territorio (atentados de Casablanca) como en otros países (el 11-M).

El monarca ha cometido errores de bulto. En el 2000 anunció el descubrimiento de petróleo que, al final, nunca llegó a existir. En el 2002 afirmó que había solucionado el contencioso del Sáhara Occidental. Falso.

En Marruecos, los islamistas son los únicos que crecen y, sostenidos por una enorme masa social, apuestan por ser opción de Gobierno. Con ellos, el rey no está en entredicho; el sueño de un Marruecos moderno, sí.