Más de 20.000 personas tomaron ayer las calles de Pekín para protestar contra el Gobierno japonés. Cargados con pancartas, carteles y banderas chinas, los manifestantes, convocados a través de mensajes de móvil y correos electrónicos, iniciaron su protesta en la zona universitaria, al norte de la ciudad. "No podemos permitir que Japón continúe humillando a China", declaró Li, una estudiante.

Coreando eslóganes contra "el imperialismo japonés", recorrieron las calles de la capital hasta la embajada nipona y la residencia del embajador. "Boicot a los productos japoneses", gritaban. Arrojaron piedras bajo la atenta vigilancia de la policía y los antidisturbios. Miles de agentes fueron necesarios para controlar la protesta callejera, pero no la detuvieron: el Gobierno está de parte de los manifestantes.

Clamaron los estudiantes contra la prepotencia de Japón, cuya aventura colonialista en los años 30 y 40 dejó profundas heridas en China. La aprobación, esta semana, de un libro de historia escolar nipón que minimiza las atrocidades de la ocupación ha hecho explotar al pueblo. "Exigimos a Japón que deje de maquillar la historia", urgió el Gobierno chino.