Cumplidos ya cinco años desde el inicio de la invasión, Irak sigue sumido en su rutina de destrucción y sangre. La violencia castigó de nuevo ayer tanto la capital, Bagdad --incluida la ultraprotegida zona verde --, como el norte y al menos 54 personas murieron.

En los múltiples ataques que sufrió Bagdad perdieron la vida no menos de 21 civiles. El horror se apoderó de Zafaraniya, un barrio del sur de la capital habitado tanto por chiís como por sunís, cuando hombres armados llegados en tres vehículos abrieron fuego indiscriminadamente durante varios minutos contra la gente que paseaba por una avenida comercial. Tras asesinar a siete personas y herir a 16, se marcharon como habían venido.

Poco después, un coche bomba estalló junto a una parada de buses en el barrio chií de Sholla y mató a cinco personas. En Jamalía, zona chií, y en Sadún, dos cohetes alcanzaron sendos edificios, y hubo al menos ocho muertos y ocho heridos. Y en el norte de la capital, otro civil fue abatido por hombres armados.

Fuego de mortero alcanzó además en cuatro ocasiones la zona verde , el área de Bagdad donde se hallan las sedes de instituciones y embajadas, al parecer sin víctimas.

CAMION BOMBA En Mosul, un camión bomba conducido por un suicida se precipitó contra una base militar. Murieron 12 soldados iraquís y 35 resultaron heridos, según fuentes estadounidenses. Mosul es la capital de Nínive, provincia en la que EEUU sitúa el epicentro de la lucha contra la rama iraquí de Al Qaeda. Otros cuatro militares iraquís, entre ellos un oficial, murieron cerca de Kirkuk.

Mientras, las fuerzas de EEUU anunciaron la muerte de 12 insurgentes en una operación contra una red que preparaba atentados suicidas en la provincia de Diyala (centro-este), considerada asimismo feudo de Al Qaeda. En su capital, Baquba, otras cinco personas perdieron la vida en varios incidentes.