Cientos de miles de personas abarrotaron ayer la plaza Abide-i Hurriyet de Estambul --más conocida como Çaglayan-- para pedir la dimisión del Gobierno islamista moderado del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Entre 700.000 personas, según la policía, y más de un millón, según los organizadores, se dieron cita en un mitin que exigió del Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan el respeto a los principios laicos y rechazó la candidatura a la Presidencia de la República de Abdulá Gul, mano derecha del primer ministro.

"Nos ha impuesto un candidato presidencial. Están tratando de transformar el Palacio presidencial de Mustafá Kemal Ataturk en un palacio de una secta religiosa", afirmó en su intervención Turkan Saylan, la presidenta de la Fundación de Apoyo a una Vida Moderna, una de las asociaciones organizadoras de la marcha ,junto a la Asociación del Pensamiento Kemalista.

Además, la protesta recibió el apoyo de los partidos políticos del centro izquierda kemalista y de algunos nacionalistas. Saylan pidió a las formaciones políticas del centro izquierda y el centro derecha laicos que se unan frente al "peligro" que representa el Gobierno. En cambio, los oradores condenaron la intervención del Ejército en el debate presidencial y la posibilidad de un golpe de estado.

RECONOCIMIENTO PUBLICO El Gobierno turco reconoció que la protesta de Çaglayan "respetó los principios democráticos", según sostuvo el viceprimer ministro Adullatif Sener en una entrevista a la cadena de noticias NTV. Sin embargo, Gul --ministro de Asuntos Exteriores-- rechazó abandonar la carrera presidencial: "El proceso de elección ha comenzado y, por tanto, continuará. La apelación --del partido de oposición CHP-- está en el Tribunal Constitucional que hará su interpretación y sea cual sea su conclusión nosotros la aceptaremos".

Tulay Tugcu, la presidenta del Tribunal Constitucional, aseguró ayer que la decisión sobre la validez de la primera votación parlamentaria para elegir al próximo presidente de Turquía estará lista el próximo martes o miércoles. El kemalista Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal grupo de la oposición, desató la controversia política al intentar boicotear la elección ausentándose del Parlamento.

LAS CONSIGNAS "Turquía es laica y permanecerá laica", "el jefe del Parlamento es un enemigo de Ataturk" o "la gente se ha despertado y el imán se ha desmayado", corearon los manifestantes en la plaza de Çaglayan bajo decenas de miles de banderas turcas. Hulya, una profesora retirada, expresó a este diario sus temores sobre el "gran peligro" que, según ella, corre el régimen laico de Turquía a causa del Gobierno de Erdogan.

"El AKP recibió el 32% de los votos pero gobierna con mayoría absoluta. Eso quiere decir que hay un 60% de personas que no lo quiere", afirmó un joven, Alper, que hacía su propia evaluación del comunicado del Estado Mayor pidiendo al Gobierno el respeto a los principios seculares del país: "Llegó poco después de que se enviase al Constitucional la votación presidencial, lo que supone una toma de posición del Ejército, según mi opinión de forma muy justa y acertada. Es una forma de apoyar al Constitucional para que anule la votación y así haya elecciones".

Familias enteras, grupos de amigos y parejas festejaban la masiva asistencia. También hubo grupos ultranacionalistas, como Kuvvayi Milliye, cuyos miembros entonaban al unísono el lema de Ataturk --"¡Qué feliz quién puede decir soy turco!"-- y gritos contra la UE y EEUU.