La reforma pretende dar más poder a un Parlamento que tiene mucho menos que los de una democracia parlamentaria, aunque muchos expertos desconfían de las medidas mientras persista el presidencialismo instaurado por el general Charles de Gaulle, en el que el poder real reside en el presidente elegido por sufragio universal. Otro objetivo es que el jefe del Estado pueda dirigirse al Parlamento una vez al año.