El pasado miércoles empezó a circular el primer autobús de pasajeros en Wuhan, sometida desde el 23 de enero a una férrea cuarentena. La vida empezaba a así a recuperar cierta normalidad en la ciudad china desde la que el 31 de diciembre llegó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el primer caso de una pulmonía sin causa conocida. Solo tres meses después, aunque parezca una eternidad, el virus causante de ese extraño mal el covid-19- se ha extendido a 177de los 195 países y territorios del mundo, ha enfermado a casi de 600.000 personas cifra que se ha doblado en una semana - y causado la muerte a más de 27.000, según los datos del sábado de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore). Más de 135.000 (el 23% de los enfermos) personas se han curado ya.

Un tercio de la humanidad más de 2.600 millones de personas- vive hoy confinada para tratar de detener el avance implacable de la pandemia para la que el llamado primer mundo ha demostrado no estar preparado. Ni en lo más elemental: incluso en los países más ricos del mundo falta material para pruebas diagnósticas, camas hospitalarias, ucis, respiradores, mascarillas y equipamientos para la correcta protección del personal sanitario.

EL FANTASMA DE 1929

Gobiernos e instituciones internacionales luchan con luchan con armas que se han revelado ineficaces. Se movilizan sumas astronómicas para evitar que la propagación de la enfermedad diezme a la humanidad y que la parálisis de la actividad económica derivada de las medidas de confinamiento lleve al mundo a una recesión solo comparable a la Gran Depresión del 1929. Pero la epidemia avanza y aumenta su letalidad mientras millones de personas han perdido ya su empleo en todo el mundo.

Es un escenario tan catastrófico, global y descomunal que parece irreal, obra de la ficción. Solo la proximidad con la que golpea el virus, que ha alterado por completo nuestras vidas y enferma a nuestros seres queridos muestra que sí, que por increíble que parezca, todo es muy real.

Wuhan entró en cuarentena el 23 de enero. Un día después lo hizo el resto de la provincia de Hubei, de la que es capital. Once millones de personas estuvieron dos meses confinadas, hasta que el pasado miércoles el Gobierno chino levantó el cerco a Hubei. La ciudad epicentro de la pandemia aún deberá esperar hasta el 8 de abril con una cuarentena aliviada. Pero con ese autobús que ha empezó a circular en Wuhan, el Gobierno chino ha dado por casi controlado a un virus, que ha dejado en país 81.340 contagios y 3.292 muertos, cifras que podrían quedar pequeñas con el avance de la epidemia, que se ha acelerado en las últimas semanas de forma pronunciada

Estados Unidos es ahora el primer país en número de contagios, con más de 105.000, aunque todavía con una mortalidad relativamente baja (no llega a 1.800) y con un reparto desigual por todo el vasto territorio nacional. Tan desigual que solo el estado de Nueva York concentra casi la mitad de todos los casos: más de 46.000, lo que arroja un panorama muy sombrío sobre la ciudad de los rascacielos, donde ocho millones de personas viven ya confinadas.

ITALIA ESPERA EL PICO

Con más de 86.000 infectados, Italia, el primer país europeo en confinarse completamente, es el segundo del mundo en número de contagios pero en este caso también supera a China en número de muertos: más de 9.000. Solo entre el jueves y el viernes murieron en el país Italia 969 personas, la cifra más alta en todo el mundo desde que comenzó la crisis. A punto de cumplir cuatro semanas de una cuarentena que se ha ido endureciendo, las autoridades confían en haber alcanzado el pico en la expansión de la enfermedad. Con más de 65.000, casos España es el cuarto país del mundo en contagios y superando también a China en muertos (más de 5.100).

Estos cuatro países más afectados por la pandemia suman la mitad de los contagios en todo el mundo. Un mundo que se moviliza millones y millones para evitar que la enfermedad hunda a la economía mundial. Estados Unidos ha aprobado el mayor rescate de su historia, 1,98 billones de euros, el G-10 promete inyectar 4,5. Los gobiernos europeos desembolsan también intente cantidades con medidas excepcionales a la espera de ponerse de acuerdo en un instrumento financiero común para afrontar el embate. Se han dado 15 días. Una eternidad.