El malogrado avión presidencial trasladaba a la élite polaca a la localidad rusa de Katyn, que para los polacos es sinónimo de tragedia. Hace 70 años, Joseph Stalin ordenó la masacre de 4.500 miles polacos presos por las tropas soviéticas. En un gesto cargado de simbolismo, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, fue por primera vez a Katyn el pasado miércoles a rendir homenaje a los fallecidos.