Un comandante de la gendarmería en Mauritania confirmó ayer la detención de cuatro hombres sospechosos de haber colaborado con la organización terrorista en el secuestro de los tres cooperantes españoles. Tres de ellos fueron arrestados el pasado domingo en el norte del país y el último, este jueves, a solo 100 kilómetros de la capital del país, Nuakchot.

Esta cadena de detenciones, según fuentes de la seguridad mauritana, está al margen de todo el proceso negociador que se está llevando a cabo en Malí con la organización terrorista de Al Qaeda para la liberación de Alicia Gámez, Albert Vilalta y Roque Pascual, en cautiverio desde hace dos meses, cuando fueron secuestrados mientras integraban una caravana de Acció Solidària. La oenegé afirmó ayer que no tiene confirmación oficial de detención alguna en Mauritania. El presidente de la entidad, Francesc Osan, aseguró que no da "mucha credibilidad" al anuncio y precisó que ni la organización ni las familias de los secuestrados han recibido dato alguno que confirme que se han producido. Osan consideró que es una información "de consumo interno" en Mauritania que invitó a poner "en cuarentena".

"No afectará en las conversaciones. Los detenidos son de perfil bajo, meros colaboradores, no son combatientes", aseguró sobre los arrestos Isselmu Ul Mustafá, experto mauritano en terrorismo y director del semanario Tahail Hebdo , que participa estos días en Marraquech en un encuentro internacional de la Federación Africana de Estudios Estratégicos. "Podría retrasar la negociación, pero no afectaría. No hay que temer por la vida de nuestros compatriotas. Mauritania tiene que seguir su calendario de lucha antiterrorista independientemente de los rehenes", añadió Carlos Echevarría, analista y profesor de Relaciones Internacionales de la UNED.

Durante este encuentro internacional, la delegación de Malí reconoció el desafío de su país para hacer frente a la amenaza yihadista y a la franquicia de Osama bin Laden, que ha aprovechado "la fallida y desértica región del Sahel, difícil de controlar, para implantar el radicalismo. Hay que acabar con estas zonas fallidas para que el terrorismo no encuentre un sitio donde asentarse", afirmó Miguel Angel Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos.

Laminé Diabira, exministro de Interior en Malí y cercano a las negociaciones con Al Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI), pidió a la sociedad española "tranquilidad". "Los españoles volverán sanos y salvos, pero necesitamos tiempo y paciencia". La solución, según el coronel y exgolpista, pasa por el diálogo.