El voto final del acuerdo sobre el brexit en el Parlamento británico podría aplazarse hasta pocos días antes de la fecha oficial de salida del Reino Unido de la Unión Europea, fijada para el 29 de marzo. En una nueva comparecencia, ayer, en la Cámara de los comunes para informar de la marcha de las conversaciones, Theresa May volvió a dilatar peligrosamente los plazos y pidió más «tiempo» para discutir con la UE las modificaciones del acuerdo necesarias para que sea respaldado por los parlamentarios. «Cuando logremos hacer el progreso que necesitamos presentaremos otra votación decisoria», dijo la primera ministra.

Su declaración, cuya falta de contenido y novedades puso en evidencia el estancamiento de la crisis, hizo que el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, le acusara de tratar de «chantajear» a los diputados. «Da la impresión de que la única táctica de verdad de la primera ministra es dejar correr el reloj, con la esperanza de chantajear a los miembros de esta Cámara para que apoyen un acuerdo profundamente defectuoso», le reprochó el jefe de los laboristas. «Está jugando con el tiempo, con los puestos de trabajo de la gente, con nuestra economía, la seguridad y el futuro de nuestras industrias».

La estrategia de May de prolongar la incertidumbre está conduciendo la crisis al borde del abismo. A menos de siete semanas del brexit, su idea es apurar al máximo el calendario. La votación final del acuerdo podría tener lugar después de la cumbre de la UE prevista para el 21 y 22 de marzo. La oferta final en esa cumbre podría ser la de extender durante un plazo breve de tiempo el Artículo 50. La semana siguiente habría en el Parlamento de Westminster el voto decisivo. En ese punto, a los diputados solo les cabrá elegir entre aceptar el mismo acuerdo suscrito por los Veintisiete, que rechazaron masivamente en enero, o la catastrófica perspectiva de una salida sin pacto alguno. Esta última posibilidad no es en absoluto descartable. La líder de la Cámara de los Comunes, la diputada conservadora Andrea Leadsom, una de las voces de los brexiteers en el Gobierno, admitió ayer que ese calendario es posible. «Es una negociación. No se puede predecir el futuro. Pero el voto decisivo tendrá lugar nuevamente en el Parlamento tan pronto como el problema de la salvaguarda (frontera en Irlanda del Norte) haya sido resuelto».

DESMENTIDO / Las nuevas citas anunciadas por May incluyen un debate el 26 de febrero y una votación, al día siguiente, de posibles enmiendas a la moción del Gobierno, que servirán para volver a calibrar el sentir de los diputados. Un portavoz en Downing Street desmintió que la primera ministra tuviera intención de dimitir este verano, una vez completado el brexit, tal y como ha publicado el diario sensacionalista The Sun.