El doble espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia fueron envenenados con Novichok, un agente nervioso tipo que solo se produce en Rusia, bajo estricto control militar. En consecuencia, la primera ministra, Theresa May, anunció ayer en la Cámara de los Comunes que es «altamente probable» que Rusia esté detrás del envenenamiento y lo interpretará como un ataque «directo» contra el Reino Unido si se confirman estas sospechas.

El embajador ruso en Londres fue llamado por el ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, al Foreign Office y el Gobierno británico dio un ultimátum a Moscú hasta hoy para que explique cómo esa substancia terminó en una pizzería y un pub de la ciudad inglesa de Salisbury. «Ahora está claro que el señor Skripal y su hija fueron envenados con un agente nervioso de naturaleza de un tipo desarrollado en Rusia. Forma parte de un grupo de agentes nervioso conocidos como Novichok», declaró May.

La sustancia química fue identificada por los expertos del laboratorio militar británico de Porto Down. «Solo hay dos explicaciones plausibles para lo ocurrido el 4 de marzo en Salisbury. O bien fue un acto directo del Estado ruso contra nuestro país, o el Gobierno de Rusia ha perdido control de este agente nervioso, que potencialmente puede causar un daño catastrófico, y ha llegado a manos de otros», afirmó May. El Reino Unido exige a Rusia que explique cuál de las dos posibilidades es la correcta y tiene como plazo para hacerlo hasta la noche de hoy. «Si no hay una explicación creíble», advirtió la primera ministra, «concluiremos que esta acción fue un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido».

May retornará mañana a los Comunes para anunciar las medidas que su Gobierno adoptará para castigar a Rusia. «Este intento de asesinato utilizando como arma un agente nervioso en una ciudad británica, no es solo un crimen contra los Skripal. Fue un acto indiscriminado y temerario contra el Reino Unido, poniendo en riesgo la vida de civiles inocentes. No vamos a tolerar ese descarado intento de matar civiles inocentes en nuestro suelo», concluyó la jefa del Ejecutivo.

La intervención de la primera ministra se produjo horas después de presidir el comité de seguridad nacional Cobra para analizar los últimos datos sobre la investigación. En la reunión estaban presentes los jefes militares y de los servicios de inteligencia británicos, así como los ministros de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, de Interior, Amber Rudd y de Defensa Gavin Williamson. «Sabemos que Rusia ha producido este agente nervioso antes, y puede seguir siendo capaz de hacerlo», señaló May, quién recordó el «récord» de asesinatos llevados a cabo por el Estado ruso y la visión de Rusia de que «algunos desertores son un objetivo legítimo de asesinato».

Primeras declaraciones / «Investiguen hasta el fondo y entonces hablaremos». Esta es la breve respuesta que dio ayer el presidente de Rusia, Vladímir Putin, a un reportero de la cadena británica BBC que le ha preguntado acerca de la responsabilidad de Moscú en la tentativa de envenenamiento del exespía y de su hija.

El líder del Kremlin se hallaba de visita en una granja de Krasnodar, acompañado de un grupo de reporteros, y pronunció sus primeras declaraciones respecto al intento de asesinato tan solo horas antes de que May se dirigiera a los Comunes.

Una vez ya había arrancado la sesión parlamentaria en Londres, fue la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajárova, la encargada de reaccionar a las acusaciones de la premier británica. «En el Parlamento británico ha habido un espectáculo de circo», aseguró Zajárova, en declaraciones recogidas por la agencia TASS.

Por su parte, la Casa Blanca tachó ayer de «atrocidad» el envenenamiento de Skripal y aseguró estar «del lado» del Gobierno británico, pero evitó culpar directamente a Rusia del suceso, algo que Londres considera «altamente probable».

«El uso de un agente nervioso altamente letal contra ciudadanos británicos en suelo del Reino Unido es una atrocidad. El ataque fue temerario, indiscriminado e irresponsable», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.