Rusia y EEUU quieren volver a acabar con la guerra fría. El presidente estadounidense, Barack Obama, inicia hoy una visita de tres días a Moscú. La cumbre con su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, está llamada a "reiniciar" las relaciones bilaterales, paralizadas por las discrepancias heredadas de los dos mandatos consecutivos del exdirigente de EEUU George Bush.

Medvédev puso ayer como condición para lograr un acuerdo en la reducción de armas estratégicas que Washington reconsidere su plan de despliegue de un sistema de defensa antimisiles en Europa del Este, algo a lo que se opone vivamente el Kremlin. "Consideramos que estas dos cuestiones están interconectadas", afirmó. Según Moscú, solo si EEUU cede en el escudo antimisiles podrá haber una reducción de los arsenales nucleares de los dos países en un acuerdo que sería solo comparable al suscrito en la época del último presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov.

EL BORRADOR La oposición del Kremlin al plan de EEUU es la razón principal de que ayer aún no estuviera listo el borrador de la declaración sobre reducción de los arsenales nucleares, según informó una fuente de alto rango del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso. Sin embargo, el coordinador de la Casa Blanca para asuntos de armamento de destrucción masiva, Gary Samore, mostró ayer su confianza en que ambas partes alcancen algún tipo de acuerdo.

El nuevo tratado de reducción de armas nucleares sustituirá al START-1, firmado por Gorbachov y el presidente de EEUU George Bush (padre), en 1991. El acuerdo preveía reducir de 9.986 a 8.556 las ojivas nucleares estadounidenses y de 10.237 a 6.449 las ojivas soviéticas.

La intención del predecesor de Obama en la Casa Blanca, George Bush, de desplegar en Polonia y la República Checa un sistema de defensa antimisiles ya fue rechazada por Rusia. Como respuesta, Moscú resolvió de forma unilateral en el 2007 dejar sin efecto el Tratado sobre las Fuerzas Convencionales en Europa (FCE), que limita la concentración de armamento convencional. Esa decisión del Kremlin está considerada como el gesto más hostil de Rusia hacia EEUU desde el final de la guerra fría. Medvédev ha reiterado que el plan antimisiles europeo supone un desafío a la seguridad nacional de Rusia y ha amenazado con desplegar misiles en el enclave europeo de Kaliningrado.

Obama, por su lado, ha dicho que EEUU está dispuesto a revisar el proyecto del "escudo nuclear", pero ha dicho que, en cualquier caso, Washington necesita construir un sistema que pueda proteger al país y a sus aliados de posibles ataques nucleares de "países proscritos", como Corea del Norte o Irán.

En la víspera de la cumbre, los dos líderes han intercambiado mensajes a distancia.