A seis días de las elecciones presidenciales argentinas, la única certeza que tienen los analistas políticos es que habrá una segunda vuelta, muy posiblemente entre dos de los tres candidatos peronistas (partido en el Gobierno), aunque no se descarta que el exradical Ricardo López Murphy, exministro de Economía de Fernando de la Rúa, termine siendo uno de los competidores, favorecido por el "miedo al regreso de Carlos Menem".

Cualquier cosa puede suceder en los últimos días de la campaña. Una palabra de más, un gesto excesivo, y las preferencias de los desapasionados votantes se evaporan con la misma rapidez con la que se crearon.

EL FAVORITO

Por el momento, Menem aparece como el más firme ganador de la primera vuelta, con un poco más del 20% de los votos. No podrá evitar, no obstante, la segunda vuelta porque para ello necesitaría una ventaja de 20 puntos.

El ascenso en las encuestas del que fue presidente de Argentina entre 1989 y 1999 no deja de ser el dato más sorprendente de estas elecciones para muchos argentinos, tras el estallido social de diciembre del 2001.

NOSTALGIA DEL PASADO

En aquel momento, el rechazo a la figura de Menem superaba el 60%. Nostalgia del pasado, "voto vergonzante", dicen los analistas al explicar el giro. Si los pronósticos no fallan, Menem se enfrentará, el 18 de mayo, a Néstor Kirchner, gobernador de la provincia patagónica de Santa Cruz y delfín del actual presidente interino, Eduardo Duhalde.

Pisándoles los talones, está otro peronista, Adolfo Rodríguez Saá, el efímero presidente que sucedió a De la Rúa por unos días a finales del 2001. La lucha entre dos peronistas puede frustrarse si López Murphy, que ha atenuado su neoliberalismo, sigue subiendo en las encuestas con el apoyo de la clase media.