Al menos 34 personas murieron, incluidos dos atacantes, y otras 58 resultaron heridas en un tiroteo que duró seis horas ayer en Kabul. El ataque tuvo lugar durante una celebración institucional que contaba con la presencia del jefe del Ejecutivo afgano, Abdullah Abdullah, y otras importantes autoridades. Todas resultaron ilesas.

El tiroteo, reivindicado por Estado Islámico (EI) a través de su agencia de propaganda Amaq, comenzó por la mañana durante un acto al aire libre con motivo del aniversario de la muerte del líder de la comunidad chií hazara Abdul Ali Mazari. Muchos afganos vieron en directo en sus televisores el comienzo del ataque, que coincidió con el discurso conciliador sobre el escenario de presidente del Alto Consejo para la Paz, Karim Khalili. «Fue un ataque malvado, empezaron a disparar directamente contra el público y el escenario», rememoró Khalili en declaraciones al canal local Tolo, horas después de que las imágenes del inicio del ataque cuando él daba el discurso se volvieran virales.

DESMENTIDO TALIBÁN / Los atacantes dispararon desde un edificio cercano en construcción. El EI precisó que el ataque fue perpetrado por dos hermanos que utilizaron «ametralladoras, granadas de mano, proyectiles RPG e hicieron detonar dos artefactos explosivos».

Además de los dos atacantes abatidos, el portavoz del Ministerio de Salud Pública, Wahidullah Mayar, aseguró que otras 32 personas murieron y 58 resultaron heridas. Un portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, rechazó la autoría del atentado en Twitter.

El incidente tuvo lugar en un momento crucial para la nación afgana, tras la firma de un acuerdo entre EEUU y los talibanes la semana pasada en Doha que se espera abra el camino a las negociaciones de paz entre los insurgentes y el Gobierno afgano, previstas para el 10 de marzo.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el atentado también en Twitter, calificando lo ocurrido como «ataque contra la humanidad y ataque contra la unidad de Afganistán».

En los últimos días se han producido enfrentamientos tras el final del periodo de reducción de la violencia al que los talibanes se habían comprometido como paso previo antes de la firma del acuerdo, y la liberación de 5.000 prisioneros insurgentes también se ha convertido en un punto de fricción entre Afganistán y EEUU.

El año pasado, también durante el aniversario del fallecimiento de Mazari al menos 11 personas murieron y otras 95 resultaron heridas en un ataque con morteros, reivindicado por EI.